Promediando la primera mitad del siglo 20 se produjo un incendio en una escuela católica norteamericana donde fallecieron numerosos niños y varias religiosas. Al entrar en las ruinas del establecimiento un bombero halló los cuerpos sin vida de los pequeños alumnos, tomó a uno en sus brazos y con desasosiego salió al exterior. Un fotógrafo inmortalizó la escena convirtiéndose, casi mundialmente, en la imagen del dolor a la que se debe enfrentar un bombero.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario